Un buen docente siempre se mantiene informado acerca de los cambios tecnológicos que se producen para poder enriquecer su clase. Con el surgimiento de la Web 2.0 posee un abanico de posibilidades para implementar.
En muchas aulas de clase se percibe una desconexión entre alumnos y profesores. Dos culturas están enfrentándose, docentes con pensamientos 1.0 y alumnos 2.0.
En la educación actual hay alumnos nuevos con sistemas educativos anticuados.
Muchos de los docentes que ejercen en la actualidad son inmigrantes digitales y otros tanto ni siquiera han accedido a utilizar la tecnología. Nos encontramos ante un gran desafío, que ambas culturas puedan comunicarse. Esto implica un cambio de mentalidad por parte de los docentes, no es solo el manejo tecnológico, es más profundo. Como dice Benítez (2000): “… las posibilidades técnicas de las nuevas herramientas no garantizan por sí mismas la activación de su potencial pedagógico y comunicacional, sin el juicio crítico en la toma de decisiones, en el diseño de proyectos y en el desarrollo de programas bien se puede suceder que la innovación tecnológica sólo sea un costoso y llamativo ropaje para viejas prácticas.”
Hay una nueva forma de relación entre el alumno y el docente. Hay otra participación, todos aportan, todos construyen. El docente pasa a cumplir un rol de mediador, de tutor. El nuevo docente (Salinas, 2000) deja de ser contenedor y transmisor de la información para pasar a ser facilitador del proceso.
Con la Web 2.0 se abren muchas posibilidades para el docente:
- Encontrar una fuente de nuevos recursos didácticos para complementar y fortalecer sus clases.
- Aprovechar todo el potencial del trabajo colaborativo y la inteligencia colectiva.
- Estar más cerca del alumno, de su vocabulario, de su cultura, de su forma de pensar.